Sin duda mi fruta preferida del Otoño. Qué aroma, qué colorido mientras se cocina (amarillo, ámbar, sanguina) y cuántas cosas podemos hacer con ellos. No me extraña que algunos estudiosos de la Biblia pensaran que el membrillo fué la manzana prohibida que hizo sucumbir a Eva en el pecado.
Pertenece a la familia de las rosáceas y su aspecto es una mezcla entre manzana y pera aunque mucho más duro , desde luego no se come crudo, pero cocinado... es insuperable. Tiene una pelusilla que se quita fácilmente frotando con un trapo o, incluso con las manos.
Es originario de la región del Cáucaso y se cultiva por primera vez en Mesopotamia (actualmente norte de Iraq) entre los rios Tigris y Eufrates.
Entre los griegos el membrillo era símbolo de amor y fertilidad. Se regalaba en las ceremonias nupciales y la novia mordía un membrillo para perfumar su primer beso.
Los romanos veneraban el membrillo por sus propiedades medicinales y elaboraban un preciadísimo perfume con el mucílago ( fibra viscosa que producen las semillas ). Además, ahuyentaba el mal de ojo.
Los árabes extienden el membrillo por Persia, India y China al cambiar su capital de Damasco a Bagdad convirtiéndose en pieza clave para el comercio junto con el azafrán y la sal.
Son ellos los que posteriormente, en la Edad Media, introducen en España formas de cocinar el membrillo con azúcar o miel dando lugar al insustituible dulce o "carne" de membrillo.
Una fruta llena de bondades.
Bondades para nuestra salud; gracias a su alto contenido en fibra y ácido málico, el membrillo se convierte en un gran aliado para combatir nuestros problemas gástricos y es un estupendo astringente. Mejora nuestra higiene bucal y suaviza la piel. Tiene mucho potasio por lo que ayuda a restaurar la fuerza muscular. Lo podemos incorporar a nuestra dieta ya que apenas aporta calorías, salvo que lo cocinemos con azúcar. Inigualable para combatir procesos catarrales e irritaciones de garganta. Favorece la eliminación de ácido úrico. Además, es rico en vitamina C y antioxidantes.
¿Qué más queremos? Pues aún queda lo mejor.
Bondades culinarias: su alto contenido en pectina, que como sabéis se encuentra sobre todo en las pepitas y en la piel, hace que el membrillo sea estupendo para la confección de jaleas y mermeladas. De los membrillos se aprovecha absolutamente todo: la piel, la carne, el corazón y las pepitas. Al pelarlos veréis que se oxidan con muchísima facilidad pero no os preocupéis porque al cocinarlo recupera enseguida su color. Muchos de nosotros sólo conocemos el dulce de membrillo, resultado por cierto exquisito, de cocer el fruto con azúcar. Pero os tengo que decir que resulta único como acompañante para los platos de caza, tanto en salsa ( ver la receta de la semana: codornices con salsa de membrillos), simplemente salteados con un poco de mantequilla y azúcar o para hacer un chutney.
Chutney de membrillo
500grs de membrillo pelado y cortado en trozos
1 cebolla mediana picada fina
250grs de azúcar integral
200ml de vinagre de manzana
180grs de pasas sin pepitas
ralladura y zumo de 2 naranjas
canela y nuez moscada
Pochar la cebolla con el mínimo posible de aceite en una cazuela durante unos 15 minutos hasta que se vuelva transparente. Añadir todos los demás ingredientes y llevar a ebullición de 1,15 a 1,30h hasta que el membrillo esté tierno y haya alcanzado la consistencia de mermelada. Añadir un poco más de agua si fuera necesario durante la cocción y tener mucho cuidado de remover, sobre todo al final para que no se pegue en el fondo.
Podemos hacer también una tarta fina hojaldrada o, mejor aún, una tatin de membrillo. ¿Qué tal si alegramos nuestras compotas de la temporada añadiendo algún membrillo? ¿Y si hacemos licor de membrillo? (encima lo tendremos listo para regalar en Navidad)¿Habéis probado alguna vez vinagre aromatizado con membrillo? Una verdadera exquisitez.
Pero no todo acaba aquí. Un día me contó una amiga mía coreana que en su país hacen, ni más ni menos, que ¡¡té de membrillo!! y lo beben sin parar no sólo por lo delicioso que es sino también para prevenir catarros y cuando les duele la garganta con un poco de miel y limón. Enseguida me puse a ello y seguí los pasos que ella me dijo. El resultado exquisito, como era de esperar, pero os voy a dar , además, una forma de prepararlo más rápida e igualmente deliciosa.
TÉ DE MEMBRILLO (receta tradicional)
Lavar los membrillos y, sin pelar, cortar en lascas finas. Pesar la misma cantidad de azúcar. Limpiar bien un tarro de vidrio con cierre hermético e ir colocando una capa de lascas de membrillo, una equivalente de azúcar, otra de membrillo, otra de azúcar y asi sucesivamente hasta que, terminando con una generosa capa de azúcar que tape el membrillo perfectamente, lleguemos a completar el tarro. Cerrar herméticamente y guardar en sitio fresco y sin luz durante un mes, agitando de vez en cuando.
Una vez listo, ya podemos preparar el té llevando agua a ebullición y añadiendo una cucharada por persona del almíbar de membrillo con sus trozos. Dejar reposar un ratito y ¡¡listo!!
TÉ DE MEMBRILLO (receta rápida)
1kg de membrillos pelados y cortados en trozos de 2x1cm aprox
1 lt de agua
1 rama de canela
150grs de azúcar
6 cucharadas de miel
zumo de 1 limón
Poner todos los ingredientes en un cazo y llevar a ebullición. Dejar cocer de 1,15 a 1,30h hasta que el membrillo cambie de color y esté tierno. Tomar sobre la marcha o guardar en tarros esterilizados como expliqué en mi post anterior (Higos en almíbar) y os durará todo el invierno.
*En este caso, al ser mucho menos intenso que el elaborado de la forma tradicional, yo añado más cantidad de líquido con membrillos al agua hirviendo para infusión. Incluso me lo tomo sin diluir, sobre todo si ¡¡quiero curarme la garganta!!!
¿Qué más queremos? Espero haberos convencido para coger algún membrillo del armario donde lo tenemos guardado para que transmita ese agradabilísimo aroma y saquemos partido a todas sus bondades.